top of page

Patria y raíz



Costa Rica, un encuentro con la raíz...


Durante casi todo el mes de setiembre, estuve en Costa Rica. Cada vez que regreso a la tierra que me concibió, una mezcla de sabores y emociones me conmueven el alma.


Se supone que pertenecemos y creamos cierta identificación con “nuestra tierra”, y sino con la nuestra, al menos con alguna otra.


De alguna forma mis raíces son tan etéreas y efímeras que no he llegado nunca a desarrollar ese sentimiento de nacionalismo y orgullo, y no porque rechace a la tierra que me vio crecer y me acobijó por tantos años, al contrario, aprecio su perfume a tierra mojada, los caminos hacia la playa con sus esquinas llenas de tradiciones y de “Pura Vida”. Pero así como veo la belleza en Costa Rica, la veo en cada país que visito, en cada tierra que me acoge como si perteneciera también.




En algún momento de confusión me sentía culpable, porque de alguna forma me veía rechazando a “mi tierra”, me descubría huyendo, volando hacia cualquier destino con tal de no enfrentarme al espejo que me dibujaba, hasta que entendí que el rechazo no era a la tierra, sino a mí misma, a la persona en la que me convertía cuando le habitaba, a todas aquellas estructuras que se habían grabado en mi subconsciente y se hacían visibles cada vez que estaba yo cerca de “mi raíz”.


Andaba así, entre confusiones e incomodidades, divagando sin destino, sin motivo y aparentemente sin raíz. Hasta que un día, decidí dejar de ser la víctima de mis estructuras, y tomar acción, ponerme cara a cara con esa mujer que estaba frente al espejo y que no toleraba, fui más allá de su rostro de rechazo y descubrí que le dolía y se resistía a mostrarme sus heridas. Le quité la máscara de golpe y allí estaba todo su rostro cortado y sus ojos cubiertos de rocío. Nos abrazamos hasta que paró de llorar.


Poco tiempo después me encuentro en paz, y me siento libre, pero aún sin raíz. Sólo que esta vez es diferente, ya no hay rechazo, resistencia, dolor hacia una tierra o hacia un reflejo de mí. Simplemente no he logrado concebir la idea de que nos separemos por países, la idea de que tengamos que ser diferentes, la idea de necesitar ser superiores o más poderosos que otros. No me siento en la necesidad de tener que defender una patria, sino una humanidad, porque mi amor no es exclusivo, es universal. Y si debo llamar a un rincón del universo “Patria”, ese rincón será el “Planeta Tierra”, y mi raíz se llamará “humanidad”.


8 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page