El pasado viernes nos fuimos a hacer fotos entre las calles y rincones de Ram Jhula con una maravillosa fotógrafa de Costa Rica, llamada Verónica.
La sesión fue muy divertida, monos persiguiéndonos, vacas y perros, esquivar el excremento de las vacas con los pies descalzos...
En mí se desarrollaron muchos procesos durante y a partir de allí... siempre que vengo a Rishikesh termino cuestionándome de una forma muy distinta a mis razonamientos cotidianos. Los cuestionamientos se entretejen desde el quien soy, qué de todo esto que se ve afuera es realmente parte de mí, y qué es solo un subproducto de la sociedad? Los cuestionamientos pasan por el apego y desapego, a lo material y a lo sutil, desde todas las cosas que cargo conmigo, que de alguna forma definen alguna parte de lo que mi mente cree que soy, hasta mis sistemas de creencias, los roles que aprendí a desempeñar, la necesidad de demostrar, reafirmar, tener razón, ser buena o no... en fin, en algún momento termino tocando, entre procesos mentales, la forma en la que (la sociedad moderna occidental) hemos modificado el concepto ancestral que está por detrás del camino del yoga, y por supuesto lo que más cuestiono, es como yo también soy parte de lo que hemos convertido en un gran negocio.
Es clarísimo para mí que pararse de manos o ponerse una pierna detrás de la cabeza, nada tiene que ver con yoga, a pesar de que disfruto muchísimo hacerlo, lo curioso para mí durante la sesión fue escuchar en la calle que algún local me decía: "nice yoga", y yo solo podía pensar "qué estoy vendiendo?", porque evidentemente soy parte de un sistema capitalista, en el cual la forma más efectiva de poder sobrevivir, es vender el producto o servicio que ofrecemos, y pasa que el camino del yoga, no es solo el que escogí como maestro, como compañía, sino también, dentro de tal sistema, la enseñanza del asana es mi profesión.
Los cuestionamientos son bienvenidos en mi mente siempre y cuando me permitan construir, porque es del análisis por medio del intelecto, que podemos ser más conscientes y por lo tanto, más libres de ser quien realmente somos.